viernes, 29 de mayo de 2015

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En el fondo, sabía que iba a llegar éste momento,
En lo más profundo de mis entrañas latía la esperanza
De que algún día, podría volver a soltarme el pelo.
Que podría volver
A escuchar mi silencio
Sin ese eco permanente
De tu sucia voz embriagada:
"Sólo eres una puta,
No te mereces a alguien como yo"
De que por fin
Ese lejano reflejo
Desempañara el espejo
Y me mirara a los ojos,
Esos que tú
Tan bien habías amaestrado
Esos que sólo
Podían dirigirte a ti la mirada.
Había oído hablar de primaveras serenas
Más allá de tus prostituídos veranos
Y amaneceres sin prisa
Que nada tenían que ver
A tus noches explotadas
Pero en tu sucia cueva
De frustración y desidia
El podrido cadaver
De aquél que algún día fuiste
Lo impregnaba todo
"Esto es lo que te mereces,
Sólo eres una puta"
Tenía casi la certeza
De que pronto
Caminaría descalza
Por la arena
La montaña
O donde me viniera en gana
Y esos hilos
Que tan bien habías adherido
Ya no servirían de nada.
Pero hoy,
Ya no quiero esperanza
Ni finales felices para dos.
El tiempo te clava las agujas
Los domingos pasan
Las promesas se incumplen
Y ya no queda alfombra
Para encubrir tanta mugre
Así que sí
Por muy cómoda que sea tu burbuja
Me desprendo de tus zapatos y tus gafas
No voy a ver ni andar por donde quieras.
Ya no quiero versos enredados
Ni falsos besos drogados.
Te devuelvo tus celos y tu temperamento.
Me quedo con las personas que casi perdí,
los momento que aún no viví
Y los lugares a los que jamás fui.
Así que sí
Igual tienes razón
Igual soy muy puta
Porque hoy es el momento de poder dejar salir libre este enorme: YA NO TE TENGO MIEDO.

jueves, 9 de abril de 2015

Delirios con ron.

Dirás que siempre voy ciega
pero me sobran tus gafas.
¡Bienvenido al consumismo!
Asegúrate un futuro
o tu presente será pasado.
Demasiados cargos
para dialogar con la conciencia.
No preguntes qué hago sola,
¿qué me ofrece tu compañía?
Perdiendo los papeles,
¿me dejas fuego?
Fumando para llenar espacios en blanco,
llenando líneas blancas para alargar noches.
Y hoy no brilles
que relucen mis ojeras.
Que no pare la música,
que no haya copas vacías en mis manos,
quiéreme de lejos,
que no salpica,
recuérdame entre noches amarillas
yo junto las muñecas,
agacho la cabeza
y afronto lo que venga.

Enrique Urbano

<Los desvelados>

De la calle los televisores
delatan a los sonámbulos,
de los aviones
las olas están quietas,
y siempre hay un remedio
del que siempre está mirando.
El trasnochador,
calmado fumador
desde el balcón,
presume en bata
y zapatillas animadas,
de saber a qué hora
se encienden y apagan
las deprimidas farolas,
de la frecuencia
del camión de la basura,
de la coreografía
de los semáforos,
del tango
de los coches aparcando,
del cante hondo
de los borrachos.
Pero luego le preguntas
al muy carajote
por la Luna,
y no sabe,
que solamente
hay una.