sábado, 14 de junio de 2014

Un día normal.

Detener por unos instantes el curso ajetreado de la vida y observar el rumbo vacío que lleva la gente.
No me cambiaría por ninguno ni un segundo.
Conversaciones materiales sobre pasado o futuro según el caso, excusas vitales en forma de objetivos y diferentes maneras de ''ganarse la vida''.
¿Ganársela? ¿En que momento se convirtió la vida en un reto que hay que superar?
Que yo no quiero tomarme mis limitados días como una lucha, yo no decidí aparecer aquí ni me motiva una competitividad.
Nazco sin explicaciones, me educan mediante unos valores utópicos por no decir hipócritas y de repente mi meta se basa en ganar dinero.
Dinero... ese trozo de papel al que a algún iluminado en algún momento y lugar se le ocurrió poner valor.
Y todo esto para poder seguir viviendo de manera ''normal'' y comprar cosas, cuantas más, mejor.
No me hace feliz.
Ni este ni ningún otro estilo de vida que observo.
Supongo que busco demasiado allá, donde no hay quizá, ya que no sé que pretendo encontrar, mi limitada imaginación no encuentra salida alguna ni solución a este vacío en el que todo cabe y nada llena.

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